jueves, 21 de marzo de 2013

Bazét: Pesimista


       Mucha gente tiene un inciso pasajero el porque nos "complicamos" la vida. Dicho inciso termina en una conclusión la cual nos califica a nosotros como masoquistas. La vida es un campo de batalla y todo campo de batalla es un terreno por lo tanto el buen soldado tiene que tener conocimientos previos sobre el campo de batallas: obstáculos, zonas seguras, campos minados, trincheras, zona enemigas, aliados, etc. En cada batalla se pone en riesgo la vida; en una adaptación a la vida real la persona no muere sino es herida. 


      Pensar negativamente tiene más efectividad que pensar positivo. El pensamiento negativo te hace ver las posibilidades que tienes, los riesgos antes de entrar a la acción o formar parte de un evento. El efecto que tiene esto es como una especie de armadura que hace que el golpe psicológico no sea tan fuerte, es decir que una va preparado, en la otra mano, el ser positivo nos crea una ilusión una falsa esperanza de que todo saldrá bien, si todo sale bien como la planeaste, perfecto, pero si no, no soportarás el golpe y eso te hará llegar a algo peor. La negatividad hace desarrollar la paciencia porque al ir preparado sobre los futuros evento no estarás expuesto a una incerteza, y pues si la incerteza es para bien la recibirás, en cambio si dicha incerteza es para mal sabrás como actuar. La negatividad nos hace consciente de la realidaicad en la que vivimos; la negatividad no nos hace estar conformes con un estado, sino a sentir rabia que tendrá como efecto la contradicción para cambiar la situación actual de dicho estado. La negatividad es una ventaja que tiene el ser humano para contrarrestar su decaimiento. Es más certero pensar negativo que positivo y si pensar positivo es lo mejor que puedes hacer, lástima por ti.

      El ser pesimista no es una forma de actuar, es un modo de vivir. No somos masoquistas, mas bien precavidos.

sábado, 16 de marzo de 2013

Bazét: Marcados por el odio


     
     
      Vi las hojas de los arboles y me dieron ganas de escribir. Lleno cuadernos con rimas que ni reviso pero se quedan ahí. El tiempo con dos caras: efímero y estático. Se me viene un flash-back de mi persona antes del colapso; me miro al espejo preguntándome ¿que me paso? ¿ese soy yo? La única marca es la perspectiva de un jardín tras la ventana del odio.


       Desgraciadamente solo te puedo visualizar en el papel. Mi corazón lo tire por el drenaje, pero afortunadamente en costas perdidas lo encontré; sin embargo ya nada es lo mismo: mis poemas ahora huelen a ceniza, la tinta penetra como un bisturí al corazón, y la poesía es una especie de gas que hace perder la razón.


       La bandera que ondea en mi imaginación se encuentra a media hasta. Marcados por el odio ¿que mas se puede hacer? Ni que me gustara ser así, mas bien, así son las cosas.

Hey ¿hay alguien ahí?

viernes, 1 de marzo de 2013

Bazét: Ventanas rotas.

"Un átomo de carbono tiene cuatro electrones en su capa más externa, donde caben ocho."



     Las hojas de los arboles recaen en el frío asfalto, perturbadas por un constante acorde moribundo. El sol ya se va a dormir drogado de polución en este lejano horizonte con brasas. El viento pasa, se siente un olor a petróleo y al parecer yo único visible a moverse es el polvo. El agua sigue cristalina, pero la corriente ya no suena. Absolutamente ninguna criatura nada en el estanque a excepción de una vieja fotografía con sus marcos quemados. Ventanas rotas. Fragmentos que fueron divididos por la dosis más mínima de esperanza. La nada ondea hasta el tope del ojo del huracán que dicta el juicio a nuestra breve vida.

"Por ello, un átomo de carbono puede volverse estable al enlazarse con hasta otros cuatro átomos y así formar enlaces dobles o triples."